El dirigente peronista y actual asesor ad honorem de la Jefatura de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, planteó que el gran “error” del Frente de Todos fue “subestimar las dificultades que significaba un gobierno de coalición”, además de reconocer que estuvieron “lejos de cumplir las promesas” de campaña realizadas en 2019 producto de cuestiones externas y “la propia interna” oficial.
“Si me preguntan qué error cometimos, fue que no supimos las dificultades que significaba un gobierno de coalición y un gobierno en condiciones de presidencialismo. El presidencialismo nunca funciona demasiado bien con las coaliciones. Siempre son complejas y en el peronismo, por nuestra propia naturaleza, con más razón”, resaltó el ex senador nacional durante una entrevista con Noticias Argentinas.
En ese marco, el dirigente peronista subrayó: “Me parece que al principio nosotros subestimamos estas dificultades en vez de armar mecanismos institucionales para resolver cuando no hay acuerdo. Teníamos que definir si las diferencias se iban a resolver en una mesa como existe en muchas colecciones del mundo.
Tendríamos que haber hecho eso y antes de ganar haber acordado más o menos un programa para definir por ejemplo qué hacer con el préstamo del FMI”.
“Ahora puede creer que basta con firmar una cosa linda electoralmente y ganar. Sabemos la dificultad que tiene generar un gobierno de coalición y ya los actores han ido desarrollando ese conocimiento. En 2019 había tanta publicidad con el impacto que tuvo el Frente de Todos y con ese gran resultado electoral que no nos dimos cuenta y subestimamos las dificultades. Se presentó como un gobierno de coalición, pero nunca se pensó qué mecanismos institucionales utilizar cuando no había acuerdo. Se dio por hecho que iban a estar siempre todos de acuerdo y la político es más compleja”, destacó.
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A continuación los principales pasajes de la entrevista con NA:
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– ¿Qué rol va a ocupar en la campaña electoral?.
– Voy a trabajar para intentar lograr la victoria del peronismo. Creo que la fórmula que finalmente se consiguió, luego de las idas y venidas con semanas bastante complicadas y situaciones un poco feas, es muy competitiva. Massa-Rossi muestra una potencialidad muy clara por las virtudes de ambos, pero también porque logramos la unidad en el Gobierno. Eso era algo que hasta hace un mes parecía casi imposible, porque parecía que estábamos muy peleados. Se logró una fórmula de unidad pero hay que decir, yo más que nadie, que existe otra fórmula para la PASO en la que va Juan Grabois y mi hermana Paula (Abal Medina).
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– ¿Qué aporta la fórmula de Juan Grabois y Paula Abal Medina?.
– Creo que contribuye mucho porque por un lado expresa a todo un sector político y social relevante en nuestro espacio, permite contener a sectores que probablemente en la primera vuelta no hubieran participado en la elección o hubieran votado a alguna fórmula de la izquierda y a la vez nos sirve para tensionar al conjunto con posiciones políticas como son las que esa fórmula expresa que nosotros compartimos. Nos parece una muy buena fórmula que está compuesta por una brilla socióloga e intelectual como mi hermana.
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– ¿Cómo te enteraste que iba a ser compañera de fórmula de Grabois?.
– La vimos cuando estaba firmando y la llamé. No me lo contó antes porque Juan la convenció ese mismo día. Cuando le dijo que sí salió corriendo a su casa para hablar con su marido y contarle y después fue rápidamente a firmar. Acuérdense que Juan Grabois no se iba a presentar y lo armó el mismo día.
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– Grabois logró que le habilitaran la interna que Scioli no pudo disputar, ¿por qué?.
– Scioli iba a poder competir sin estar enganchado en el resto de la lista, lo cual lo ponía claramente en una situación de desventaja. Si se le hacía lo mismo a Juan era prácticamente condenarlo a que no pudiera presentarse, porque obviamente no tenía tiempo para armar nada. Ahí primó un poco el sentido común.
Yo siempre digo que desde el peronismo fuimos los que impulsamos las PASO y me parece que muchas veces en el peronismo nos quedó como miedo. La oposición actual ha sido bastante más inteligente que nosotros a la hora de usar este mecanismo. A nosotros es como que nos da miedo ir a las PASO cuando es un instrumento que fortalece, que democratiza. Nosotros siempre estamos como con terror, buscando cosas raras de ´podés competir pero tenés que buscarte otra cosa´. Tenemos problemas en aceptar un instrumento que finalmente fue construido por nosotros mismos.
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– ¿Cuál cree que es ese miedo?.
– Muchos tienen miedo a la confrontación y el daño que eso pueda generar, la posibilidad de perder el control de las listas.
Son una mezcla de cosas distintas. Me parece que las PASO son un instrumento muy importante porque democratiza y permite la participación que sino se va para otro lado.
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– ¿Por qué con Scioli se pusieron más duros y con Grabois fueron más flexibles?.
– Creo que son distintas cosas. No se le podía pedir a Juan y Paula que armaran toda la lista en tan poco tiempo porque era medio como un disparate. A la vez, con Scioli hubo un miedo o no sé… Esta semana incluso había sectores que estaban muy enojados.
Incluso, transformaron un chiste que él hizo con Patricia Bullrich, cuando Daniel dijo ´yo la convocaría a Patricia Bullrich´ y salieron muchos a pegarle. Los mismos que a los dos días están diciendo lo bueno que era Scioli y cómo no podía ir una lista de diputados, pero dos días antes querían matarlo. Hubo mucho miedo con eso, fue una situación rara.
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– ¿Existía el miedo de que Scioli pudiera captar el voto duro del kirchnerismo?.
– Creo que era un tema que estaba tensionado por la bendita cuestión de la discusión entre Alberto y Cristina. Hubo un conjunto de factores que complicaron la cosa.
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– ¿Cómo ve la interna Juntos por el Cambio?.
– Los que no construyeron esta herramienta (las PASO) la han utilizado con mucho más inteligencia que nosotros y con mucho menos miedo. En la última elección en la provincia de Buenos Aires fueron con dos listas y terminaron ganando cómodamente. Me parece que siempre hay alguno intentando quedar bien con la autoridad de turno que tiene los votos y no desafiarla, estar cerca del que toma las decisiones y creer que eso es más importante que el voto de la gente.
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– La fórmula de Paula y Juan contiene el voto duro del kirchnerismo, ¿cree que esos votos van a ir a Massa o habrá mucha fuga?.
– Creo que la inmensa mayoría van a continuar en nuestro espacio político, porque están mucho más cerca de lo que plantea Massa que de los otros candidatos que puedan ganar. No creo que ninguno de ellos prefiera que algunas de las opciones de la derecha gobierne la Argentina.
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– ¿Cree que Massa puede ganar la confianza de los kirchneristas que lo miran de reojo?.
– Creo que esa desconfianza fue al principio, pero la actitud de Cristina en los últimos actos… Nadie que se diga cristinista va a contradecir a Cristina. Nadie va a ser más cristinista que Cristina, por ponerlo en otras palabras. Obviamente es una personalidad particular. Se enfrentó claramente en 2013, nos ganó.
También jugó por afuera en 2015, pero es innegable que fue parte del kirchnerismo y fue uno de los dirigentes fundacionales. Fue parte de todo este proceso, más allá de las diferencias posteriores.
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– ¿La fórmula que se consiguió es más competitiva que la que podría haber encabezado “Wado” de Pedro?.
– Hubiera sido una buena fórmula con Manzur, pero obviamente Wado tiene mucho menos conocimiento que Massa y tampoco tuvo un cargo de gestión que le permitiera visualizar la gestión. La gran diferencia es que Sergio estuvo a cargo de la Anses y empezó a construir una imagen de gestión.
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– ¿En qué cosas habría que poner el foco para reconquistar a los desencantados que no acompañaron en la elección de 2021?.
– Creo que centralmente poniendo en valor que más allá de los errores que cometimos, todas las equivocaciones que se han hecho, la propia interna nuestra que tanto nos costó, si cualquier argentino piensa la situación que enfrentamos, este Gobierno sigue siendo muchísimo mejor que el de Macri. Está bien que seamos autocríticos porque la verdad que estuvimos lejos de cumplir las promesas que hicimos, pero qué hubiera pasado si en 2019 ganaba Macri. Pensemos qué hubiera pasado si la pandemia la hubiéramos enfrentado sin Ministerio de Salud, qué hubiera pasado si el crédito del FMI no había que devolverlo. Hay que poner en valor que si bien estamos muy lejos de haber cumplido con lo que todos queríamos, en parte por cuestiones externas como la pandemia, la sequía y la guerra, además en parte por nuestra discusión interna absolutamente negativa. Más allá de eso, creo que el balance es mucho más positivo de lo que fue el Gobierno de Macri, que no fue hace 10 años o 20, sino que fue hace menos de cuatro.
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– ¿Las peleas internas fueron determinantes?.
– Si me preguntan qué error cometimos, fue que no supimos las dificultades que significaba un gobierno de coalición y un gobierno en condiciones de presidencialismo. El presidencialismo nunca funciona demasiado bien con las coaliciones. Siempre son complejas y en el peronismo por nuestras propias naturaleza con más razón y ni hablar que en el medio te agarró una pandemia. Me parece que al principio nosotros subvaloramos estas dificultades en vez de armar mecanismos institucionales para cuando no hay acuerdo cómo se resuelve. Definir si eso lo va a definir una mesa, como existe en muchas colecciones del mundo. Tendríamos que haber hecho eso y antes de ganar haber acordado más o menos un programa para definir por ejemplo qué hacer con el préstamo del FMI.
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– ¿Esos acuerdos ya están estipulados?.
– Sí, igual ya todos sabemos cómo es el juego esto. Nadie ahora puede creer que basta con firmar una cosa linda electoralmente y ganar. Sabemos la dificultad que tiene generar un gobierno de coalición y ya los actores han ido desarrollando ese conocimiento que de alguna manera en 2019 había tanta publicidad con el impacto que tuvo el Frente de Todos y con ese gran resultado electoral, que no nos dimos cuenta y subestimamos las dificultades. Se presentó como un gobierno de coalición, pero nunca se pensó qué mecanismos institucionales utilizar cuando no había acuerdo. Se dio por hecho que iban a estar siempre todos de acuerdo y la político es más compleja.
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– Más allá de no existir un mecanismo institucional para resolver las diferencias, Alberto Fernández y Cristina Kirchner decidieron cortar el diálogo…
– Cuando hay un problema así obviamente que la culpa es de los dos. Si desde el principio hubiera existido un mecanismo institucional, esas diferencias se hubieran podido canalizar. Al no existir, se fue generando esta manera de diálogo o no diálogo, pero no se pudo procesarlo.
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– ¿Cuál va a ser el rol de Alberto Fernández una vez terminado su mandato?.
– De acá en adelante empieza una etapa nueva desde el mismo cambio de nombre, que algunos creen que es marketing. Entendimos qué cosas no pudimos entender o hacer y las asumimos como tal.
Creo que aprendimos y lo mostramos. Vamos a iniciar una etapa nueva en la que tenemos como gran ventaja lo que hemos aprendido estos años de las dificultades que tenemos y también que hemos ido logrando solucionar algunos temas que nos van a ayudar en lo que viene. Ya aprendimos que hace falta ser conscientes de la complejidad de la toma de decisiones de un gobierno de coalición y creo que Sergio lo tiene muy claro.
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– ¿Qué rol va a tener Cristina en esa nueva etapa?.
– La veo incidiendo, colaborando. La escuché muy convencida de la fórmula y de la necesidad de un Presidente como Sergio. La veo muy activa apoyando, quizás menos atada al rol institucional como es el cargo de vicepresidenta donde llega a un lugar y todos la miran a ver si saluda o no.
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– En caso de que Massa llegara a ocupar el sillón de Rivadavia, ¿qué relación cree que va a tener con Cristina?.
– Massa logró un muy buen diálogo con Cristina y pienso que eso se va a reproducir para adelante. Lo veo más tomando en cuenta la opinión del conjunto. Estuvo gestionando en la Cámara de Diputados con Cristina en el Senado y con dirigentes cristinistas. Hay un aprendizaje en la gestión no en otro ambiente, que cuando pasas de un escenario a otro no es lo mismo.
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– ¿Cómo explica el fenómeno Milei?.
– Expresa un pensamiento genuino de los libertarios y también canaliza un voto bronca que la sociedad, sobre todo los jóvenes, es sano que lo puedan expresar. La verdad que el hecho de que la gente tenga bronca con la política argentina está bien. Yo siempre le digo a los compañeros y las compañeras que no hay que enojarse con los enojados porque tienen razón. La verdad que el Gobierno de Macri fue un desastre y el nuestro estuvo lejos de poder cumplir lo que prometimos. Con lo cual, que la gente esté enojada es entendible.
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– ¿Qué problemas puntuales son los que no pudieron resolverse?.
– Como peronista, lo más importante es la caída en los ingresos, es el tema que más me preocupa. La caída comenzó con el macrismo pero nosotros no la pudimos revertir. Obviamente hubo una pandemia en el medio, los precios internacionales que subieron con la guerra, pero no lo pudimos hacer.
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-¿Cuál cree que será el rol de los movimientos sociales pensando en el futuro?.
-La participación de dirigentes sociales que vienen de la lucha social suma una enorme bocanada de aire fresco a la política. La entrada de ellos a la política partidaria, con las dificultades que tiene, es buena porque entran cosas nuevas y porque a los viejos políticos que a veces están muy enganchados en sus cargos, que están hace mucho tiempo. Frente a estas prácticas, que aparezcan actores nuevos que tienen legitimidad social para jugar por las intendencias es bueno.
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– ¿Sigue creyendo que la vicepresidenta es la dirigente política de mayor peso en el peronismo?.
– Sin dudas, Cristina es la dirigente política más importante, ahora de un espacio más amplio como es Unión por la Patria. Es la dirigente que mayor volumen político tiene y mayor cantidad de seguidores, pero eso es una obviedad.
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– Si no existiera un riesgo de proscripción, ¿Cristina Kirchner era la candidata natural para encabezar la lista presidencial?.
– No lo sé, la verdad que no te lo sabría decir. Si algo tiene Cristina es que ella sabe lo que corresponde en cada momento. Yo siento que ella, tanto ahora como en 2019, sabía que el mundo y la situación no era la mejor para que ella fuera candidata, independientemente de lo judicial o no. Ella tiene una lectura en la cual entre lo que corresponde y lo que conviene, siempre elije lo que corresponde. En eso es distinta al conjunto de los políticos, porque en general tendemos a pensar mezclando un poco ambas cosas. Cuando Cristina se convence de que algo es lo que corresponde, nunca piensa en lo que le conviene. No digo que no se puede equivocar, sino que ella hace lo que cree que es lo que corresponde que se haga.
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– A cinco meses de que finalice el gobierno de Alberto Fernández, ¿qué balance hace de su desempeño?.
– Le toco una muy muy difícil. En gran medida la subestimación de los conflictos de un gobierno de coalición explica mucho de lo que nos pasó. Él intentó la unidad, con sus problemas y con sus diferencias. Le podemos criticar muchas cosas que hizo, pero creo que siempre intentó hacerlo. Quizás a veces no de la mejor manera o la claridad necesaria. No voy a negar que muchas veces, habiendo conocido a Alberto y Cristina, como sé que ellos dos se conocen pensaba por qué no se encierra en una oficina y se dicen todo. Se conocen de memoria desde siempre. Me acuerdo que cuando empecé a trabajar en la gestión con el kirchnerismo era Alberto el que quería que Cristina fuera Presidenta cuando Néstor decide no ir a la reelección. Se conocen de memoria, entonces a uno le cuesta entender por qué no se juntaron para arreglar las cosas. También la política tiene una dimensión humana y seguramente hay muchas cosas que uno no conoce, pero lo importante es que finalmente el otro día tuvimos una foto que estaban los tres tirando para el mismo lado.