HABITANTES DEL IMPENETRABLE OFRECEN SERVICIOS TURÍSTICOS

Pobladores de parajes vecinos al Parque Nacional (PN) El Impenetrable, en el monte chaqueño, se convirtieron en prestadores de servicios para los turistas, a quienes ofrecen hospedaje, gastronomía, artesanías y paseos por tierra y agua, mediante capacitaciones que generaron trabajo genuino, arraigo y cuidado del ambiente.

Gracias a este proceso, al dejar de depender de la tradicional economía de supervivencia basada en la caza, crianza de ganado menor, tala de árboles para vender madera y trabajos informales, se redujo la emigración de los jóvenes en busca de mejores condiciones de vida.

Se trata de una zona sin agua potable, teléfonos ni internet, que es ideal para turismo aventura en un contexto de naturaleza protegida desde la creación del Parque, en 2014, con cursos de agua y grandes árboles que sobresalen entre el tupido sotobosque de plantas espinosas, con foresta en galería y variada fauna terrestre y aérea.

En el paraje La Armonía, habitado por 11 familias de criollos, la mayoría se dedica ahora a alguna actividad vinculada al turismo, tras aprender o desarrollar sus capacidades para producir artesanías, tejer en telar, cocinar con productos del lugar y brindar algún servicio gastronómico, de hospedaje o visitas guiadas.

Los vecinos Jorge Luna, Diego Boedo y Pablo César Luna son los principales guías de kayak, bicicleta y senderismo, habilitados por Parques Nacionales: llevan turistas por el monte, realizan avistamiento de animales y plantas y cuentan a los visitantes la historia, costumbres y leyendas del lugar.

Durante los paseos se pueden ver especies autóctonas como osos hormigueros, zorros, armadillos, corzuelas, tortugas y, con suerte, algún tapir o una nutria de río, o identificar huellas del único yaguareté salvaje registrado en el Parque.

Los pobladores conformaron la Asociación de Vecinos de La Armonía, que administra el camping La Fidelidad, dentro del PN, única opción de pernoctación dentro de esa reserva.

El predio para acampar es de uso gratuito, pero los vecinos ofrecen alquiler de carpas y bolsas de dormir a los turistas que no las poseen; suministran comida y bebidas; hacen el matenimiento y cuidado de instalaciones, pasarelas y baños secos, y se ocupan de la limpieza y el agua caliente de las duchas.


Vecino al camping, con vista al río Bermejo y la costa de Formosa, dentro de una gran carpa estilo africano funciona el comedor Qaramta, también atendido por esa Asociación.

La chef chaqueña Alina Ruiz brindó la capacitación en gastronomía y tres de sus “alumnas”, Zulma Argañaraz, Estela Castellano y Graciela Cavana, tienen también comedores en sus casas, con algunas innovaciones como una parrillada vegetariana.

Junto al río Bermejito se encuentra un glamping de la Fundación Rewilding Argentina -ONG que donó las tierras para el Parque Nacional y la gran carpa comedor, entre otras instalaciones- donde los vecinos también atienden a los turistas que se hospedan en sus carpas.

Uno de los servicios más valorados por los visitantes es el desayuno que se sirve en horario a pedido, bajo el alero de la carpa, con productos caseros que incluyen alfajores y budín de algarroba, arrope de chañar y tortas fritas, entre otras exquisiteces.

El proceso de capacitaciones es desarrollado por el Instituto de Turismo de Chaco (ITC), Parques Nacionales y Rewilding Argentina, y además de cambios en hábitos laborales incluye condiciones de vida, con tareas para mejorar el suministro de energía eléctrica, la conectividad telefónica y de internet y la calidad del agua que beben, generalmente de lluvia.

La Fundación organizó el programa Emprendedores por Naturaleza, con unas 60 familias de varios parajes, la mayoría artesanos en madera, barro, chaguar, palma, lana y otras materias locales, a quienes capacitaron en ventas online y el año pasado comenzaron a comercializar sus productos a través de una plataforma web.

Tras un paseo en kayak por el Bermejito, Jorge Luna explicó a Télam que el servicio al cliente “depende de sus gustos: si le gustan las plantas, le contamos sobre plantas y árboles; si le gustan las aves, le hacemos ver aves; si le gustan mamíferos, les mostramos huellas, como las de tapir o yaguareté, o avistamos animales como pecaríes, corzuelas”.

La esposa de Luna tomó capacitación en gastronomía y ambos complementan los paseos con propuestas de “asados de chivo o vaca, guisos y empanadas, para comer en el lugar o llevar”, explicó él, y aclaró que hicieron un curso de bromatología, con capacitadores de Resistencia.

Otros vecinos son ahora empleados de la Fundación, donde asisten a los equipos de Comunidades y de Operaciones, en la construcción de infraestructura turística o en la reintroducción de fauna, además de mantenimiento y logística dentro del Parque.

En el paraje Pozo de la Gringa, más pequeño que La Armonía, Télam visitó a Leoncia, la más famosa tejedora en telar de madera de la zona, quien a través de este programa capacita a otras mujeres, para que no estén sólo ancladas a las tareas domésticas y crianza de niños sino que participen de la producción.

Esta mujer de 63 años, con cinco hijos e hijas, aprendió de su madre a hilar con huso y tejer en telar criollo plantado (fijo) desde niña, cuando vivía “a unas cuatro leguas de Pozo de la Gringa”, dijo, y es la única de cuatro hermanas que continúa con la actividad.

Sus productos con lana de oveja incluyen ponchos, aperos y centros de mesas, algunos teñidos con tintes naturales, que ella no sale a vender sino que comercializa en la vivienda que comparte con su pareja de hace más de 40 años, Esteban, quien a la vez produce mates y morteros artesanales de madera de palo santo y quebracho.

Antes, estos parajes no figuraban en las agendas del sector turístico, pero ahora son tenidos en cuenta, al punto que la Asociación de Turismo Receptivo de Chaco, junto al ITC, colaboró con el suministro de equipos e instrumentos, en especial a quienes ofrecen alquiler y paseos en bicicleta y en kayak o rentan carpas y bolsas de dormir.

El equipo de capacitaciones del Proyecto Impenetrable de Rewilding, conformado en 2019, abarca los núcleos poblacionales de La Armonía, Nueva Población y Laguna Ayarde, y cuenta actualmente con casi 120 emprendedores de distinto tipo.