Una “huella latente” condenó a un hombre por robo, pero él y su familia insisten en que hay algo que consideran que lo hace inocente: fue el encargado de cambiar todas las ventanas del edificio donde ingresaron a robar y en una de las aberturas quedó un rastro dactilar.
El 29 de marzo de 2021 por la madrugada en el 2C de Casullo al 300 en el partido de Morón, un delincuente ingresó a asaltar a su dueño, quien estaba durmiendo, fue amenazado con un arma y fue despojado de todo el dinero en efectivo que guardaba.
Según la denuncia que hizo el hombre, fue maniatado y los delincuentes se llevaron 500 dólares y 300 mil pesos, mientras que, llamativamente, los ladrones se fueron por el mismo lugar donde se sospecha ingresaron: un ventilúz de 1,30 metros de largo por 0.45 centímetros de alto pegado a la cocina del departamento.
Tras la denuncia hecha, los peritos de la Policía Científica levantaron un rastro de esa abertura, una huella dactilar que se empezó a buscar en la base de datos.
Así surgió la identidad de un hombre que resultó ser la pareja de una vecina del segundo piso del propietario robado y, al votar en noviembre pasado, el hombre fue detenido y la causa avanzó a juicio.
Tanto él como su familia hicieron un pedido de Justicia asegurando que era inocente y la principal defensa era un punto controvertido del caso.
Según la documentación que presentó el acusado, Diego Pollissi, en 2016 tuvo el encargo de cambiar todas las aberturas del edificio cuyo departamento del segundo piso fue robado, por eso, justificó que la presencia de una huella suya podía ser posible.
Pero la prueba determinante fue una Policía de Científica de la Bonaerense que levantó la huella dactilar, quien dijo que la huella encontrada era de tipo “latente”, esto es que tiene adherido secreciones de agua y grasas y que no son perceptibles al ojo humano, sino solamente con elementos forenses.
La defensa aportó otro peritaje que sostiene que no puede determinarse la “antigüedad” de la huella en cuestión, pero el Tribunal Oral Criminal 4 de Morón valoró como más contundente este otro dato de la perito que lo catapultó.
“Éste rastro no pudo haber perdurado por muchísimo tiempo, hipotéticamente hablando de años, ya que el reactivo reacciona a agua y grasas y dichos elementos son degradados rápidamente” por los “factores climáticos y humanos”, se informó.
Incluso, en el juicio, el acusado dijo que también su huella podría tener alguna explicación y es que él cuando, en una ocasión, visitó a su pareja quien también vive en el segundo piso del edificio, corrió unas aberturas que estaban en el pasillo y le impedían el paso.
Esas aberturas a las que hizo alusión serían aquellas donde luego se encontró la huella en cuestión, pero el tribunal refutó ese argumento, ya que el propietario robado dijo que esos cambios de aberturas fueron luego del robo, no antes.
Así entre la defensa y la fiscalía se hizo un juicio abreviado donde el acusado aceptó la culpabilidad y finalmente Pollissi fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional.