La Junta de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos mantuvo en el rango de 0-0,25% la tasa de interés de referencia, pero al mismo tiempo advirtió que “pronto será adecuado elevar el rango”.
El organismo a cargo de Jerome Powell tiene previsto iniciar un proceso de suba de tasas en marzo y que podría repetirse a lo largo de 2022.
Uno de los objetivos principales de esta decisión es contener la inflación, que trepó al 7% interanual en 2021.
La suba de la tasa de interés en los Estados Unidos tiene un efecto negativo directo en los mercados emergentes, por el impacto en el sector financiero y en los mercados de commodities.
Por un lado, al verse tentados por activos financieros más seguros los inversionistas salen de colocaciones de riesgo para tomar esas opciones en lo que se conoce como “fly to quality” (vuelo a la calidad).
Asimismo, los fondos que especulan en los mercados de commodities, por ejemplo cereales, también dejan prefieren cambiar de rumbo lo que en muchos casos provoca una caída en los precios que perjudica a países tan dependiente de las materias primas como la Argentina.
Al ser una política ya anunciada, la suba de la tasa de interés de la FED y sus consecuencias fue analizada en un documento específico del FMI donde aconsejó a los países en vías de desarrollo a tomar previsiones.